Todos tenemos nuestro refugio, un lugar en la memoria al que acudir de vez en cuando. Todos tenemos algo que nos hizo creer, eso mismo que nos empuja a ser nuestro yo de ahora.
Hubo muchos Latidos de vida durante aquel verano en pleno enero. Latidos que, afortunadamente, estoy volviendo a crear y que, en un futuro, serán prueba de lo que hoy escuchamos.