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martes, 5 de marzo de 2013

Prioridades.

Durante un paseo por el barrio, de esos en los que inevitablemente chirrían las manías de siempre, decidí pararme frente a la biblioteca. Ellos la llaman BOA  porque prefirieron darle un uso por esto de que el movimiento produce cambio.Un resquicio de la ciudad que ni está desierto ni, todavía, abandonado. Es como un decálogo de amor, un tanto nostálgico, en parte complaciente. Llenar esta biblioteca será como amueblar un corazón. Sin estantes donde colocar historias (o libros), la mejor manera de llenar ese espacio de manera permanente será con todo aquello que nos permitan contarnos. Será cuestión de prioridades, o de latidos.

Por cierto, que la foto es de un cartel de la propia BOA.