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lunes, 27 de septiembre de 2010

Desastre.

Pasó por su calle y vio luz en su habitación. Calle del Endrino y su teléfono seguía sin sonar. Ninguna mujer tiene dueño.

jueves, 23 de septiembre de 2010

La enfermedad de los imanes.

Hoy el color gris haría más intensos sus ojos. Es un día de esos en los que no se sabe si lloverá o saldrá el sol. Si chaqueta o sandalias. Si llamarte o esconderme una vez más. ¿Dudas? Intentar atrapar gotas de lluvia con la boca es divertido y yo estoy harta ya de tanta soledad. Podría recorrer el mismo camino que meses atrás andábamos juntos. A veces me cogías de la mano.  Pero lo que más me gustaba era el crujir de las hojas en otoño. Eso sí que era fácil.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Despedida.

Ahora llueve todo un verano: diversión, buena compañía, la vida en las terrazas, viajar sin rumbo, colarse en las piscinas por la noche, la resaca incrustada, dormir al medio día, las picaduras de mosquito, las naranjas exprimidas y los torneos de palas.

Llueve y no va a parar. Porque mi madre ya no hace gazpachos y vuelven las noches heladas. Y porque ya no habrá más domingos para nosotros.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Katruistas.

Que vuelva la lucidez.


                                               Volverás a reirte de veras, si te quedas conmigo.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Provocación.

Desde que descubrí que tu y yo somos uno.
En algún lugar o a una hora determinada,
escondidos en un parque y tapados bajo las sábanas.

Desde que descubrí que yo sola conmigo,
o sola con todos...
Dueña de nadie, perteneciente a la nada.

Hace tanto tiempo que me conformo con vivir que
ya no sé dónde te olvidé.
Y solo nos encontramos con miradas impulsivas
en el utópico escapismo de la realidad.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Transmitir.


Pasito (palabra), a pasitos (párrafos), a zancadas (noticias).

martes, 7 de septiembre de 2010

Un cocodrilo ha escapado.













Se implora su presencia. Aula: EG 106.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Copeteados.

Tranquilo chico, no tengas miedo.
-No tengo miedo, he visto borrachos muchas veces.
-¿Qué pinta tienen?
-No hay mucho que ver, bueno, no tanto como ellos parecen creer. ¿Cuánto es lo bastante borracho?
-Buena pregunta. Ven aquí y siéntate. Te diré cuánto es lo bastante borracho. Bien, lo que aquí se ha planteado es cuánto es lo bastante borracho. Y la respuesta es que depende de las células del cerebro.
-¿Del cerebro?
-Así es Harry. Con cada vaso de licor que tomas acabas con cientos de esas células. Pero eso no importa mucho porque tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta, aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa... no importa, porque después mueren las de la estupidez y hablas con inteligencia. Y por último, las células de los recuerdos... esas son difíciles de matar...

domingo, 5 de septiembre de 2010

Cada verano tiene historia.

No quería escribir por no enfrentarme con la última entrada del verano. Sí, es verdad, para mí se acaba: las tardes vacías las ocuparé con quehaceres futiles. Y ya está, no emplearé más palabras banales, odio las apariencias. El lunes el sol dirá y, quizá, podrás rebañar escasos rayos de calor, siento haber acabado con todos (el cuerpo me lo exigía).

Ahora que todo es insuficiente, recuerdo aquellas maravillosas vistas y el "sabio" consejo que un chico compartió con su pareja: cada persona tiene un verano y cada verano su historia.

by Irene.

Recuerda bien este momento porque puede que no vuelva a suceder nunca.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Vuelta al Madrid embriagador.


Se fue lejos para curar sus heridas. Ahora se automedica de las que le cusó su huida.

"No quiero morir ni un segundo antes de que llegue mi hora".

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Septiembre: día 1.

Papá: tengo frío. Ya no siento el verano.
Papá: voy a fallecer. Mis pies están tocando tierra...
Papá: tengo una reunión de prensa.

Tic, tac, tic, tac, tic...

Papá: tengo un tutú nuevo.














Papá: ¿y si desaparezco otro mes alguien me echará de menos? 

Papá: siento miedo. No quiero caer y temo fracasar.