
En el corazón de Coslada competimos la primera vez. También saboreamos pistas sin asfaltar, pistas obscenas, pistas moribundas. Era divertido, reíamos. Aunque también lloramos mucho, sobre todo el día en que
capturamos la primavera en pleno diciembre... Aquel campeonato vencimos a nuestro mayor rival. Aluche. Prevalecimos. Aunque ahora no tenga sentido. Aunque ahora ya no estemos. Aunque hoy ya no lo somos, lo fuimos. Nosotras,
primeras de Madrid.
Más tarde dijimos adiós, en nuestra primera derrota, a un avión
de cartón destino Canarias. Duele decir adiós. Darse por vencido -retomar-, pero lo conseguimos.
Sus ideas siempre fueron extravagantes, a mi me encantaban. Continuamos. Salimos al parqué bajo los susurros de
withe noise. Enloquecí algunas noches por Alcoi.

Cada fin de semana empezaba en la pista. Allí compartíamos todo (faldas, libros, rodamientos, agua, vivencias, fundas...). También conseguimos desquiciar a más de uno, enamorar a otros, abstraernos juntas.
Empecé a entenderte,
la chica fito me decías. Tus rarezas persistían y yo me acostumbraba. Hablábamos. Me contabas que habías conocido a alguien. Igual que tu a mi, yo también te he visto crecer. La última vez que hablamos me invitabas a ver tu nuevo piso.
A veces encuentro la felicidad en la que otros están sumergidos.
Llegamos al 2008. Cambios, cambios, cambios. Pero quisimos engañarnos con un
hasta luego...
2010, voy caminando distraida por un parque cualquiera. A lo lejos hay unas pistas de baloncesto, donde veo a dos chicas subidas a los patines. Se divierten.
"Yo también quiero", pensé.
Jamás he sentido tantísima envidia.
Lo hecho de menos.