Un día te levantas, pierdes el autobús, discutes con el jefe, rechazan tus propuestas y te cuelgan el teléfono.
Un día encuentras trabajo.
Un día lo pierdes.
Un día puede ser rosa o negro o amarillo o blanco o rojo o..., o..., o, incluso, gris.
Un día tiras la vida por el tejado.
Un día te miras al espejo...
Un día empiezas a leer a T. Williams.
Durante la mitad de un día decides que nunca más pero, el resto del día sueñas con que todo siga igual.
Un día alguien recibe un Goya.
Un día eliminas “nosotros” de tu vocabulario.
Un día abres el buzón y te cambia la perspectiva.
Ese día descubres que los días son siempre diferentes.
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