No eran ni las 7 de la tarde, pero la noche cerrada y la temperatura glacial de aquel momento invitaban a beber algo caliente. Fue a la cocina para preparar un
submarino. Entonces lo vio. Sobre la encimera había un sobre amarillento que olía a helado de rosa, a aguacate y vino. Lo agarró ansiosa, con ganas de beber de sus palabras.
Viernes 13.
ResponderEliminarUn día estupendo para muchas, un día horroroso para otras.
¿Algo de especial? Eso pasa todos los días. Igual que todos los días...yo pienso en ti.
(Me gustaría poder decirte: te veo en marzo, el martes 13.)
Wendy...