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miércoles, 30 de junio de 2010

Madrid, ciudad de vacaciones.

Vuelvo de saborear el ecuador entre la noche y el día y con el deseo escondido de sentir una piel distinta (pero 400 kilómetros me impiden si quiera imaginármelo).
Finjo sentirme bien, finjo no extrañar nada. Quiero alcanzar la cúspide de tu cuerpo pero no puedo ni rozarlo. Estoy al borde del abismo.
Me mata este verano simulado. Miento. Me mata este verano sin metro ni billete a donde viajar.

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