.

.

lunes, 25 de octubre de 2010

Entre molinos.

Tiempo ha, desde que no sentía nada. Ni el tarareo de la música en mi cabeza. 
Es difícil darlo todo. La constancia. La templanza. No echar de más. 
Pero, ahora, los domingos son para deslizarse hasta el infinito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario