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jueves, 25 de noviembre de 2010

Las sábanas han aprendido a reirse.

A veces, los hombres parece que hablan hacia adentro. Las palabras no salen de la boca, suenan dentro. En el estómago, en el pecho, en la carne, en los huesos; resuenan allí. Hablan para ellos, para ellos solos, pero no hablan ellos. Se les oye todo el cuerpo.

Arturo Barea.

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